Cuando leemos esto, nos pueden venir a la cabeza varias cosas. Una de ellas, la más extendida, es: ¿para qué hará falta alguien que trate a “los locos” en el deporte?
Es curioso cómo asociamos estos términos y de qué manera interpretamos la labor del psicólogo en un club o en el trabajo individual con deportistas. Por fortuna para todos, la psicología deportiva no se encarga de tratar lo que comentaba anteriormente, sino que más bien persigue otra serie de trabajo que tienen más que ver con el rendimiento y el aprendizaje a través del deporte, digamos que es algo así como un “preparador mental”.
Las variables más frecuentes con las que se trabaja respecto al rendimiento son algunas como: motivación, autoconfianza, control del estrés y nervios, atención, comunicación, cohesión de equipo o nivel de activación. Todo ello orientado a tratar de maximizar nuestras capacidades y que nuestro rendimiento deportivo sea el máximo posible, es decir, nuestro 100% en ese momento.
Como es de imaginar, si hablamos de entrenamiento o preparación mental, cabe esperar un margen de mejoría, es por eso mismo que la labor del psicólogo no termina en el momento que alguien consigue una meta, sino que en ese momento podremos decir que hemos alcanzado ese objetivo, pero podremos proponernos otras metas, de cualquier tipo, que posiblemente necesiten de una adecuada preparación y disposición mental para alcanzarlas. Por no hablar de las temidas lesiones y las recaídas tras derrotas o errores, pero para eso dedicaremos otro artículo llegado el momento.
Por otro lado, hablando de aprendizaje mental, el psicólogo puede servir de apoyo y trabajo en las etapas formativas y deporte base, tratando de ser un facilitador del aprendizaje de valores a través del deporte y del sentido de la competición. Para entender esto hay que tener claro que el deporte no transmite valores de por sí, sino que es cada entidad, cada club, cada equipo y cada deportista el que es libre de aplicarlo de la manera que sepa, pueda o quiera. Estos valores son un abanico amplio y variable que van desde el respeto y la tolerancia, hasta otras cuestiones que abarcan también la competición en sí, como la gestión de la victoria y la derrota y la tolerancia a la frustración.
Por todo ello, podemos decir que la psicología deportiva cubre un campo necesario del deporte al que todos solemos nombrar y aludir (le fallaron los nervios, perdió la cabeza, le falta motivación…)) pero por el que pocos apuestan en su práctica deportiva. Pero no hay que ser un profesional para contar con la ayuda de un psicólogo en tu entrenamiento, simplemente tener ganas de mejorar y complementar todos los aspectos para dar tu máximo rendimiento posible.